Juan Antonio Álvarez de Arenales

Nació en Reynosa  de Castilla la Vieja en  España en 1770 en el seno de una distinguida familia militar; forjó en España su personalidad intelectual y castrense. Adolescente aún, arribó a Buenos Aires en 1784 a la edad de 14 años, con nombramiento de Subdelegado de España  a Buenos Aires, pasando luego a Arqui 1795 - 1798, Miski, Cinti ( 1798 1804) Paria y Yampara 1805.    
La familia Arenales había contribuido para el Ejercito de Los Andes con la donación de sus joyas y merecieron el reconocimiento del protector del Perú.
Sus campañas le separaron de su esposa y de sus hijos, que hubieron de emigrar huyendo de persecuciones políticas, donde llevaron una vida de privaciones y sufrieron la confiscación de sus bienes.

Juan Antonio Álvarez de Arenales consideró injusto el castigo que se le impuso, puesto que su actuación en Chuquisaca el 25 de mayo y periodo subsiguiente estuvo motivada por la más absoluta lealtad, rompió con su  patria de origen y fue después  gracias a su larga experiencia militar y dotes de mando uno de los más importantes caudillos guerrilleros en la Guerra de la Independencia del Alto Perú, estuvo a lado de Ascencio Padilla teniendo su base de operaciones en Valle grande.

El 9 de febrero de 1827, acudió a la magnanimidad del Presidente de Bolivia, asilándose en Moraya, provincia Omiste del Departamento de Potosí, situada a 35 kilómetros de la frontera argentino-boliviana.  La vida del prócer se extinguió en Moraya el 4 de diciembre de 1831 a la edad de 71 años.  El certificado, literalmente expresa:

“En el cementerio de San Antonio de Moraya, anexo al beneficio de San Juan Bautista de Talina, Yo, el Presbítero Dn. José Ignacio Pizarro, teniente de Cura por el Dr. José Gabriel Gonzáles de Hoyos, cura propio de dicho beneficio, a los cinco días del mes diciembre de mil ochocientos treinta y un años, enterré el cuerpo mayor del Sr. Cap. Jen. De tres repúblicas: Lima, Chile y Buenos Aires Dn. Juan Antonio Álvarez de Arenales, marido que fue de Dña. Serafina Gonzáles de Hoyosa, españoles.  Murió con os sacramentos de la religión y la extremaunción de estar de setenta años, y para que conste lo firmo.  José Ignacio Pizarro”.

Los ideales de Libertad y Justicia consagraron su vida a la lucha por la Independencia de América haciendo cambiar su ruta personal de Realista a Patriota, participó activamente como  el héroe militar del Levantamiento del  25 de Mayo de 1809 en La Plata, como forjador de la Independencia de Charcas. 

Los sucesos que comenzaban a producirse iban a cambiar radicalmente su destino.  Ese jueves 25 de mayo, después de haber estado en su alojamiento todo el día, salió poco antes de las 7 de la noche. Al darse cuenta de que había llegado el momento tan esperado, siguió su camino  y encontró en la calle  gente despavorida que corría gritando que lo habían tomado preso a Jaime Zudáñez, siguió hacia la Plaza por la calle de la Capilla de la Virgen de Guadalupe, donde escucho los vivas al Rey Fernando VII, que era el código secreto con  que se iniciaría la Gesta Libertaria.  A la luz de la luna llena distinguió una mayor y más bulliciosa agrupación delante de la residencia de Juan García de León y  Pizarro, Presidente de la Audiencia de Charcas desde 1797 hasta el 26 de mayo de 1809, donde  Jaime Zudáñez  se encontraba detenido. Alguien sugirió que se llamase al Arzobispo de La Plata Benito Maria de Moxo y Francoli, a fin de que hiciese valer su condición de prelado y de amigo personal del Presidente para salvar a Zudáñez, que  estaba en peligro de muerte. 

Siguiendo los acontecimientos, una de  las actividades más destacadas por el Teniente Coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales  en Chuquisaca el 25 de Mayo, fueron encabezar la delegación con el Alcalde Juan Antonio Paredes y el Padre Polanco  para solicitar  la liberación de Zudáñez, y  el retiro de la artillería desplegada por el Gobernador García de León y Pizarro.

 Una vez que entraron los delegados populares al palacio, sus oficiales leales rechazaron las exigencias y abrieron fuego sobre la multitud matando a algunos de ellos, el pueblo reaccionó apoderándose de la artillería y municiones, exigiendo la renuncia, deposición y arresto del Presidente.   García de León y Pizarro, éste había  solicitado ayuda a Potosí  al no recibir noticias del apoyo del Gobernador de Potosí Francisco de Paula Sanz, dimitió y a la Audiencia asumió el mando político y militar,  Juan Antonio Álvarez de Arenales como  Comandante General  y al Decano de la Iglesia como Gobernador de Charcas.  García de León y Pizarro  fue sometido a juicio por traición a la Patria y la guarnición fue desarmada, pasando las armas al pueblo.

Otra actividad importante que fue desarrollada por Álvarez de Arenales fue  organizar la defensa formando las Milicias de Chuquisaca y Yamparáez con nueve compañías de infantería conformadas  por los oficios de sus miembros:  Primera Infantería al mando de (Joaquín Lemoine), Segunda Académicos (Manuel de Zudáñez), Tercera Plateros (Juan Manuel Lemoine), Cuarta Tejedores (Pedro Carvajal), Quinta Sastres (Toribio Salinas), Sexta Sombrereros (Manuel de Entrambasaguas), Séptimo Zapateros (Miguel Monteagudo), Octava Pintores (Diego Ruiz) y Novena varios gremios (Manuel Corcuera).  Se formaron además tres partidas de caballería ligera al mando de Jaime de Zudáñez y un batallón de negros,  pardos y mulatos, a la que puso el nombre de “Compañía del Terror”

El total de la fuerza alcanzaba a 953 hombres.  Cada compañía tenía uniforme diferente, con excepción de la del Terror en la que sus componentes vestían sus pobres ropas habituales.  Se encomendó la fabricación de “metralla y balas” a Mariano Calancha.  Pedro Téllez fue enviado a Cinti a traer fusiles.  A la residencia Presidencial se le tapió la puerta falsa, a fin de evitar la fuga de los milicianos.

Las compañías se turnaban en patrullar la ciudad todas las noches.   A la fortificación de San Roque se sumó la construcción de un Fuerte cerca de la Caja de Agua, en la Plazoleta de la Recoleta.  El 31 de junio, Álvarez de Arenales prohibió, con venia de la Audiencia, “que desde las oraciones en adelante, nadie pueda disparar camaretas, armas de fuego, cohetes o cosa de estruendo, a ninguna hora de la noche, sin licencia del Gobierno”, a fin de evitar sobresaltos a los ciudadanos en las circunstancias  en que vivían.

Arenales siguió organizando la defensa y colaboró con uno de los caudillos más notables Manuel Ascencio Padilla hasta el 24 de diciembre de 1809 día que entró  a Chuquisaca.  Nieto quien retomó la sublevada Chuquisaca inició una actuación sumaria contra los perturbadores del orden y varios cabecillas fueron confinados en distintos lugares del Virreinato, paralelamente ordenó la disolución de las nueve compañías de criollos, mestizos e indios.  Álvarez de Arenales a quien hasta ese momento no se le había sancionado por su activa participación del 25 de mayo de 1809  y molesto por las disposiciones de Nieto solicitó licencia por enfermedad para pasar a Salta donde residían su mujer y sus hijos, el pedido fue concedido, sin embargo no se hizo efectivo y fue detenido y confinado a 6 meses de prisión en la Casa Matas del Callao.

Juan Antonio Álvarez de Arenales, precursor de la Guerra de la Independencia altoperuano, alcanzó a percibir, con el nacimiento de Bolivia, el fruto de sus infatigables esfuerzos.