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Antonio Dubravcic Luksic
Sucre - Bolivia

EL CASTILLO BOLIVIANO.  El esplendor y la opulencia de La Glorieta de Sucre

Una vida efímera. Fue erigido en 1898 y se extinguió en 1933. En sus 35 años de existencia los príncipes de La Glorieta realizaron importantes obras en beneficio de la región y del país. Fue un símbolo del poder económico de esa época que ahora es historia.

Este principado se encuentra distante a 5 kilómetros de la ciudad de Sucre, capital de Bolivia, sobre la carretera troncal a la ciudad de Potosí. 

A medida que el visitante se va acercando a este emblemático castillo, parecería que el tiempo se remonta hace un siglo atrás; el paisaje del camino transporta al turista a una campiña estilo europeo.

Allí donde los castillos son imágenes comunes y están envueltos dentro de un halo de fantasía medieval, donde las princesas, los dragones y por supuesto los príncipes encantados son parte habitual del escenario.

Un puente imponente de grandes dimensiones y espectacular arquitectura es el precedente de lo que existe un poco más allá. Una verdadera invitación a recorrer todos sus rincones.

De acuerdo a la descripción detallada el  “Castillo de La Glorieta - Sucre”,  es uno de los más curiosos edificios de fines del siglo XIX, constituye un verdadero muestrario de la arquitectura ecléctica europea de esa época.

Los propietarios no pudieron escapar a la atracción de los estilos más diversos de cuanto vieron en sus viajes por el viejo continente; por ello, La Glorieta resulta un conjunto de cuerpos diferentes, cada uno de ellos realizados en un estilo distinto, mezclando a veces dos o tres, juntando los estilos gótico, manierista, barroco, rococó, neoclásico y mudéjar.

La historia del castillo gira en torno al gran amor que se tuvieron don Francisco de Argandoña y doña Clotilde Urioste de Argandoña, quienes el 28 de diciembre de 1898 recibieron la bula de su santidad el papa León XIII y ahí instituyeron el Principado de La Glorieta, quienes llevaron un vida de reyes en los tiempos del Sucre aristocrático.

¿QUIÉNES ERAN LOS PRÍNCIPES?

Francisco Argandoña nació en la ciudad de Potosí en 1850, estudió Mineralogía en el Instituto Inglés "Mackay" de Valparaíso, en Chile. A su retorno al país empezó a trabajar en la Compañía Minera Huanchaca, donde logró comprar acciones por un valor de 200 mil pesos. Es así como en 1868 se instaló en la ciudad de Sucre, donde desarrolló una amplia labor filantrópica y caritativa.

Clotilde Urioste nació en Sucre en 1857, fue la tercera hija de don Melitón Urioste Gómez y de doña Clotilde Velasco del Rivero; la bautizaron con los nombres de Romualda Clotilde Urioste Velasco. Asistió a la escuela primaria, luego aprendió francés y recibió clases de piano.

En 1874, a la edad de 17 años, Clotilde contrajo matrimonio con don Francisco Argandoña.
 En 1878 se produjo un verdadero auge en la mina Huanchaca, se empezó a extraer la plata a raudales enriqueciendo las arcas de Francisco y Clotilde.

HISTORIA DE LA FORTUNA DE LOS PRÍNCIPES DE LA GLORIETA

La gran fortuna de los Príncipes de la Glorieta: Francisco Argandoña Revilla y su esposa Romualda Clotilde Urioste Velasco, empezó con el descubrimiento, de la Mina de Huanchaca, cuenta la historia que fue descubierta por un campesino que trabajo en una finca de Don Mariano de Argandoña y su esposa Doña Luisa Revilla, la hija del campesino le contó a Don Manuel Argandoña Revilla que "su padre había visto brillar piedritas en uno de los cerros que rodeaban la finca", inmediatamente Don Manuel Argandoña Revilla, realizó los tramites de concesión de la mina. De esa manera, fue el inicio del auge económico de la familia Argandoña. Don Manuel Argandoña hizo socios a sus hermanas: Amalia Argandoña Revilla, esposa de Don Aniceto Arce, Candelaria Argandoña Revilla esposa de Máximo Luis Rodriguez; Isabel de Argandoña Revilla esposa de Daniel Alvarez Mendieta y Francisco de Argandoña Revilla esposo de Romualda Clotilde Urioste Velasco. 
Don Manuel Argandoña Revilla fue nombrado Embajador de Bolivia, cuando Manuel Argandoña se retiró de la política, trajo al país a varias delegaciones europeas que fueron alojadas en la Casa Argandoña en la ciudad de Sucre (Calle Aniceto Arce, hoy en día constituye la Casa de la Cultura Universitaria). 
El 6 de junio de 1909 una misión especial contratada en Europa, a la cabeza del destacado pedagogo belga Georges Rouma, fundó la primera Escuela Normal "Mariscal Sucre". En el acto de inauguración, el presidente Ismael Montes expresó: "Abrigo la certidumbre de que este instituto tiene la noble y grande proyección de vivificar el alma nacional, de unificar nuestras aspiraciones y ligarnos con los lazos indisolubles de una verdadera y leal fraternidad" 
George Rouma contrajo matrimonio con María Argandoña Arce, hija de Don Manuel Argandoña.

En 1890 Francisco Argandoña tenía ahorrado un monto de dinero muy importante y quiso invertirlo en algo diferente a las minas. Recurrió al consejo de su cuñado Clodoveo Urioste Velasco, -quien era un experto en transacciones financieras-, le aconsejó que el mejor negocio era abrir un banco.
En 1892, el "Banco Francisco Argandoña" fue inaugurado y se erigió como banco de emisión de dinero y comercial de acuerdo a las leyes de 1890 y 1891. Gracias a las condiciones imperantes en ese tiempo invertir el capital de Francisco Argandoña, el Banco fue el mejor negocio que pudo darse. Tuvo una vigencia de 20 años desde 1892 a 1912.
En 1876 la pareja realizó su primer viaje a Europa, con el propósito de pasear y conocer el viejo continente.
A lo largo de su vida conyugal la pareja no pudo concebir familia, pero demostraron tener un noble corazón realizando obras de beneficencia orientadas a la educación, con la creación de los asilos de huérfanos Santa Clotilde y San Francisco en 1882
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Edificio del Banco Francisco Argandoña

 


Actualmente MUSEF Museo de Etnografía y Folclore

 

 

Fue en una visita a Roma presentaron sus credenciales al Sumo Pontífice, aprovecharon la oportunidad para informar al papa León XIII que ellos fundaron y mantenían dos asilos de huérfanos en su país, con casi un centenar de niños.

Inmediatamente la autoridad religiosa sintió mucha simpatía por la generosidad de la pareja y decidió premiarles otorgándoles la Bula Ereccional, nombrando Príncipes de La Glorieta a don Francisco Argandoña y doña Clotilde Urioste.

En 1894 el matrimonio Argandoña-Urioste inició su vida diplomática, Don Francisco Argandoña fue nombrado Encargado de Negocios de Bolivia ante el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile.
Poco tiempo después el Gobierno de Bolivia nombró a Don Francisco Argandoña Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante la Santa Sede y a las Cortes de Europa. Cargo que fue aceptado a título honorario, consiguientemente el matrimonio se instaló en París compraron un importante inmueble situado en la avenida Víctor Hugo, próximo al Arco del Triunfo. También le tocó representar a Bolivia en las Cortes de Roma, San Petersburgo, Berlín y Madrid, realizó una importante actividad diplomática, dando a conocer la historia, la geografía y costumbres de Bolivia, en vista de que ni siquiera en el mundo diplomático se conocía de la existencia de Bolivia.


EL CASTILLO… EL RESGUARDO DE SUS AMORES

Don Francisco y doña Clotilde vivieron en un lugar de ensueño que comenzó a ser construido en 1893 bajo el diseño del arquitecto ítalo-argentino Domingo Antonio Camponovo y fue concluido en 1897.

El ingreso al palacio se realiza a través de un impresionante camino de cedros añejos que conduce hacia una hermosa reja de hierro forjado, que da acceso a un amplio espacio con piso de laja y donde resalta a simple vista las tres torres que engalanan la monumental estructura.

¿Qué pasó después de la muerte de los Argandoña?

Francisco Argandoña Revilla y Clotilde Urioste Velasco construyeron su reinado en las hectáreas de bellos jardines y en un lujoso hogar. Cada uno de los rincones, cada puerta y cada árbol de este singular palacio, construido por el arquitecto de origen italo-argentino Domingo Antonio Camponovo y todo fue pensado para demostrarle al mundo el poder, la riqueza y la estirpe de esta pareja.

El 27 de agosto de 1910 en Francia, luego de una corta dolencia, falleció don Francisco Argandoña, a la edad de 60 años. Es entonces que el "Principado de La Glorieta" comienza a extinguirse.

Al fallecimiento de su esposo, Clotilde permaneció algún tiempo en París. En 1919 decidió la fusión del Banco Argandoña con el Banco Nacional de Bolivia, también instaló dos fábricas en Sucre una de tejidos de casimir y otra de sombreros de fieltro.

En 1932 estalló la guerra entre Bolivia y el Paraguay, Clotilde decidió trasladarse a Sucre con el objeto de brindar ayuda al Gobierno de Bolivia, se interesó en la pronta construcción del camino carretero Sucre - Lagunillas, de importancia vital para la movilización del contingente bélico, con ese motivo influyó en el Banco Nacional de Bolivia, del cual era la principal accionista, para que otorgará un préstamo al Gobierno.

El 15 de diciembre de 1932, el Concejo Municipal, declaró Hija Predilecta de la Capital de Bolivia a Clotilde Urioste vda. de Argandoña. El 29 de octubre de 1933 murió Clotilde Urioste, a los 76 años de edad. Ese día el Gobierno de Bolivia declaró duelo nacional. Ambos se encuentran enterrados en uno de los mausoleos más pomposos del cementerio general de Sucre.

Como la pareja no pudo procrear descendencia los bienes de la pareja pasaron a manos de los familiares más cercanos, quienes pelearon por las riquezas y se desmembró el patrimonio. Posteriormente en 1952, los campesinos saquearon el lugar. No fue hasta 1966 que uno de los herederos, Jorge Urioste, tomara la decisión de vender la propiedad al Ministerio de Defensa, -el castillo y las 40 hectáreas de terreno, en la suma de 26 mil dólares-.

Durante varios años los militares ocuparon el sitio. En 1995 El Castillo fue declarado Patrimonio Nacional y el Liceo Militar "Edmundo Andrade" se replegó fuera de los linderos de La Glorieta.